A finales de junio florece mi árbol favorito: el magnolio. Gruesas flores de color crema se abren en medio de las brillantes hojas de color verde oscuro por un lado y mate cobrizo por otro.
Este año especialmente he temido por el magnolio del Altozano, tras este invierno de frío y nevadas, pero ya están otra vez las preciosas flores de junio, efímeras y elegantes, las magnolias.
Cuando florecen las magnolias es tiempo de piscina, tiempo de terrazas, frías cervezas en copas heladas, caracoles pequeños, helados de chocolate y vainilla, horchatas, granizados, largas siestas en el sofá con el run run lejano del gato que no quiere acercarse, estrenar unas sandalias bonitas, volver a llevar los vestidos de algodón y seda del año pasado, asistir al milagro de los atardeceres lentos y perezosos. Es el tiempo de volver a leer "El vino del estío".
Y estas son las magnolias del Altozano,
recién abiertas esta fresca mañana del último día junio.
de madrugada
un suave olor a limón:
flor del magnolio
5 comentarios:
El verano que no vayas a fotografiar el magnolio, este se extrañara.
Casi me llega la frescura de su aroma. Iré a verlo.
Tienes razón, Jorge. Pero siempre tengo una mirada para él, sea la época que sea :-)
No te lo pierdas, Pepi.
Un beso x 2
Toni !
Coincido contigo. Tan grande, tan esbelto y de un blanco tan puro en ese follaje oscuro... la magnolia.
Excelente haiku !
Un besoteee
Gracias, Mirta. Ya se han perdido las flores (con este calorazo) pero queda el recuerdo...
Un beso :-)
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