lunes, 5 de junio de 2017

Despedida a mi gato Ray




Hace unos años publiqué este vídeo. Es mi gato Ray durmiendo con los ojos abiertos, una costumbre suya que siempre me ha llamado la atención. Ray tiene otras costumbres llamativas, como cruzar sus patas delanteras en una pose muy elegante o subirse a lo más alto de mis muebles para echarse la siesta. Ray solo come un tipo de pienso muy especial (si no es esa marca, no come aunque tenga hambre) y jamón york a veces. A Ray le encanta investigar sitios nuevos y extraños para dormir y creo que le da bastante gusto escucharme mientras lo llamo, buscándolo por todas partes y no lo veo, aunque lo tenga en mis narices, pero es que se camufla muy bien, a pesar de ser enorme. 

También le gusta dormir encima de mí y si no me muevo mucho, acercar la almohadilla de su pata, que es de color rosado, y acariciar mi cara. Tiene un maullido muy suave; cuando me voy a trabajar, casi todas las mañanas sale a la puerta a despedirme con ese leve maullido. Ray tiene un gesto un poco fiero y, créeme, no trates de acariciarlo si está debajo de la mesa, pero por lo general, es un gato tranquilo, curioso y feliz.

Lleva un mes enfermo. Al principio, creía que era por el calor, que siempre agobia a mis gatos. El veterinario le recetó unas vitaminas y poco más. Pero la pérdida de peso era sospechosa, así que le hicieron pruebas y pruebas y al final ha resultado que tiene un tumor. Un tumor además en un lugar que no se puede operar, una cosa muy poco usual, pero que a veces sucede. Y le ha tocado a él. Bueno, parece que con pastillas y con control veterinario podía ir tirando. Lo importante es que comiera y bebiera y visitara su arena al menos una vez al día. Esto ha sido más o menos llevadero al principio, una vez encajada la situación. Había que darle las pastillas y no era fácil, pero lo veía más o menos tranquilo y tenía esperanza. Pero esta semana Ray ha dejado de comer paulatinamente. Cada vez era más difícil que abriera la boca, pero ni jamón york ni nada. El que sí ha comido ha sido Christmas, que se ha puesto como una bola, porque comía por los dos. Pero Ray ha ido perdiendo peso poco a poco, consumiéndose. Ayer lo pesé y ... ¡madre mía! 4 kilos no es nada para un maine coon.

Este fin de semana ya me he ido haciendo a la idea de que lo de Ray no se cura, es más, está empeorando,y hay que tomar decisiones, según me sugirió el veterinario en la penúltima visita. Pero Ray es tan joven ... solo tiene diez años. Nació el 15 de octubre de 2006.

Finalmente, tras mucho pensarlo (y llorarlo, esa es la verdad) esta tarde lo he metido en su transportín y lo he llevado al veterinario. El pobre no ha tenido ni fuerzas para quejarse. Aún por el camino oía comentarios de la gente: "Qué gato más bonito" ... sí, es lo que todos dicen cuando lo ven por primera vez. Hasta yo lo dije. Siempre me ha parecido que tenía un vago parecido a Fújur, aquel dragón de la buena suerte que salía en "La historia interminable". Y porque da buena suerte, me he encontrado con mi hermana Susana por el camino, muy cerca del veterinario, y me ha acompañado. Me ha venido muy bien porque al llegar no podía ni hablar, y eso que me había mentalizado para estar serena. He hablado con Miguel, que es el veterinario que lo ha estado atendiendo, y he tenido que reconocer que su situación es crítica y que no se va a curar. La enfermedad lo va a ir consumiendo poco a poco, quizás con dolor que no siempre expresan los gatos. Y con todo el dolor de mi alma lo he dejado allí, durmiendo un sueño del que no se despertará. Es lo último y más responsable que puedo hacer, evitarle sufrimiento.

El regreso a casa y ver su cesto vacío ha sido duro. Me he encontrado a Christmas tumbado en mi cama, en el lugar donde solía estar Ray. Y ahora mientras escribo me observa. Es el gato de la casa. Tiene sobre el lomo los últimos rayos del atardecer. Ray era de un color más crema y Christmas es de color rojizo. Ray era un león y este un tigre. Cuando me despertaba solía tenerlos a mis pies, a los dos, sobre la cama. Así comenzaban muchas mañanas para mí: era una sensación maravillosa verse acompañada de felinos.

Cuando se me ha pasado el llanto me he metido en "mi canal" de youtube y he visto vídeos de mis gatos. No sé por qué me dió por hacer estos vídeos, pero ahora me agrada verlos. Son buenos momentos que me quedan. Ahí están los tres: Ceni, Ray y Christmas. Y Ray durmiendo con los ojos abiertos. Qué bonito era.


Me pregunto si Ceni y Ray serán amigos, allá en la otra vida. Como dicen algunos, más allá del arco iris. Espero que se reconozcan y estén juntos, ya que me han compartido durante estos años. Y si no, al menos están juntos en mis recuerdos.

Este día he contemplado el amanecer junto a tí, pero al atardecer ya no estabas conmigo. Cuánto te voy a echar de menos, Ray. Me parece irreal que no estés aquí, a mi lado. Que ya nunca más te subirás al mueble ni saldrás al balcón a mordisquear entre los pensamientos. Ni escucharé tu maullido suave ni tu runruneo en las noches de tormenta. Qué sola se me hace la soledad sin tí esta noche, mi querido gato color vainilla...


6 comentarios:

momiji haiku もみじ dijo...

Qué emotivo amiga mía, y triste, y hermoso como todas las cosas auténticas. La verdad es que no sé qué te iba a decir.. se me ha ido el hilo... Eso que nunca les pasa a los gatos.
Me he quedado enredado pensando en ese más allá del arco iris en el que ya juguetean Ray, Ceni, Yuki... amigos, seguro.

Qué bonita era Yuki, también me lo decían siempre. Ella, ajena a los piropos, que maullaba tan quedamente que apenas rozaba el silencio, con sus ojos azules claros, imperturbables, que te miraban desde esa noche misteriosa desde la que siempre te miran los gatos.
Esa Yuki a la que sin darme cuenta a veces aún le guardo el final del yogur. Qué hondo el silencio de la noche.

Enredado... pensando en aquellos días afortunados, sí, gatos que nos dan la suerte de poder acariciar por un momento un retazo de esa belleza incomprensible del mundo, cargada de misterio, que aún merodea a nuestro alrededor o descansa tranquila sobre nuestro regazo sin apenas darnos cuenta.

Gracias amiga mía por compartir esta noche esa soledad teñida de vainilla.




Gregorio Dávila de Tena dijo...

Lo siento mucho, Tony, me has emocionado, sé lo que se pasa con esto, ya lo he pasado dos veces, es duro la verdad.
Mucho ánimo y felicidades por tu forma de escribir, una delicia.
Un fuerte abrazo

Diente de león タンポポ dijo...

Qué emocionantes tus palabras, Momiji. Y qué duro es decirles adiós a unos seres tan bellos, tan misteriosos.

Ahhh, pobre Yuki ... suave algodón en un cielo de verano...

Qué conmovedor el yogur que le guardas. Sí, el silencio tiene matices que no todos pueden comprender.

Espero que sean felices allá donde estén; tanto como nosotros fuimos con ellos.

No supe cuánto me acompañaba Ray hasta que lo he perdido. Tanta ausencia ... y qué grande es la noche sin él. Qué fría la luna ...

Un abrazo y muchas gracias.

Diente de león タンポポ dijo...

Gracias, Grego. Qué duro es vivir estos momentos pero quedará un recuerdo muy dulce cuando la herida se cierre.

Un abrazo muy fuerte, amigo.

José Ángel Cebrián dijo...

Yo no soy de gatos, para que decirte otra cosa pero, conforme lo cuentas, según vas derramando cariño, los veo de otra manera.
Un besaco haijina.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, amigo. Un beso grande y gatuno :)

Toñi

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