Los muros son lugares interesantes que a veces pasan desapercibidos. Este de la foto es uno que veo todos los días, en mi camino al trabajo. Está entre la calle San Antonio y Pablo Medina, y pertenece a un antiguo edificio, todo viejo y destartalado, donde todavía ondea una bandera de la Falange.
En los muros se cuentan historias. Unas tienen pretensiones de durabilidad en el tiempo, como el caso de las pintadas. Pero este muro alberga carteles. Que se cambian casi todos los días. Unos van pegándose encima de otros y luego a luego ves una capa de cartón que amenaza con despegarse.
A mí me gustaría contar la historia de este muro, de los vestidos que se pone día a día. Porque lo veo cambiar y me he detenido a escucharlo. Por ejemplo, este habla de la Feria. Anuncia el circo, los toros y otras actuaciones que han venido en este tiempo.
¿Os gusta mi propuesta? Sólo me queda explicar una cosa, a los que no sois de aquí: no penseis que es peligroso pasear por Albacete. No sé por qué estos dos buenos mozos llevan casco, pero han aparecido justo cuando disparaba la foto.
4 comentarios:
Muy buena entrada, Toñi.
Yo también suelo fijarme en los carteles de las paredes y, aunque la mayoría son de espectáculos, a veces hay carteles muy curiosos.
Antonio
Totalmente de acuerdo con Antonio. Me gusta mucho tu entrada, y es verdad que los muros reflejan una historia cotidiana que da la sensación de pasar desapercibida para la mayoría de la gente.
En mis tiempos de viajera del Metro, mientras llegaba el tren, me entretenía mucho en mirar los carteles publicitarios y especialmente los comentarios que la gente ponía a boli en alguna esquina. Había cosas verdaderamente sorprendentes...
;D
Gracias, amigos.
La verdad es que llevo mucho tiempo fijándome en esos carteles. Algunos son muy chulos, sí.
Tengo unas fotos bastante interesantes que espero poner pronto.
Ya las vereis. Un beso.
Totalmente de acuerdo con Antonio y Teresa, me ha gustado mucho esta entrada. La verdad es que yo también me fijo bastante en los carteles, y ese edificio en concreto está lleno de ellos y cambia continuamente de apariencia. Son historias que se solapan, tienen un tiempo, su tiempo, y luego otras toman su posición y protagonismo, quedando las de abajo en el olvido. Como la vida misma, lo nuevo sustistuye a lo viejo, el joven al anciano. Y después, todo se hunde en el olvido.
Un beso.
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