Y después de aceptar nuestra sombra, la enterramos entre cenizas y volvemos a la rutina, a nuestra vida.
Desechamos esa parte de nosotros que ya no es necesaria y nos preparamos para un nuevo ciclo vital.
Renovados.
Limpios.
Puros.
Más fuertes, quizás.
Conformes con nosotros mismos.
Y dispuestos a seguir el ciclo de la vida, esa rueda de interminables revoluciones ... hasta la ceniza final, el polvo en el que todos nos convertiremos.
Y dispuestos a seguir el ciclo de la vida, esa rueda de interminables revoluciones ... hasta la ceniza final, el polvo en el que todos nos convertiremos.
(Y con este tercer post acabo la serie sobre el carnaval y las imágenes de mujeres fantásticas que he encontrado en esta página ... tan inspiradoras.
Mi pequeño homenaje a la mujer, ya que ayer fue 8 de marzo)
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