SOMBRAS CHINAS
Odio echarme la siesta en verano. Pero no tengo más remedio, porque mamá dice que es necesario. Necesario para mi crecimiento, dice, y se sonríe mirando a papá, no sé por qué. El caso es que todas las tardes, de 4 a 5 tengo que echarme la siesta. Y esto era un rollo hasta la semana pasada. Porque desde que ha venido mi primo Miguelín a pasar las vacaciones con nosotros, aquí en la playa, las cosas han cambiado mucho. Y es que Miguelín, que es dos años mayor que yo, también tiene que echarse la siesta. Y dormimos juntos, en la misma habitación. Pero en realidad no dormimos nada en absoluto. Lo que hacemos es jugar a las sombras chinas. Miguelín baja la persiana a tope hasta que la habitación queda a oscuras. Y enciende un flexo. El flexo lo pone contra la pared. Y entonces él hace figuras con sus manos y yo tengo que adivinar qué son. Y si me equivoco, me pone un castigo.
- A ver, Nuria, ¿qué es esto?
- Una paloma
- Muy bien. ¿Y esto?
- Un gato
- No, es un conejo ¿no ves las orejas tan largas?
- Ah, sí. Es verdad. Me creía que era un gato, con los bigotes que le has hecho.
- Es que los conejos también tienen bigotes.
- Vale, ya me he dado cuenta.
- Pues ahora, a pagar prenda.
Lo que mi primo Miguelín no sabe es que siempre me equivoco a posta. Porque lo mejor de las sombras chinas es lo que viene después. A veces son cosquillas, o besos, o hacer las cosas que él me pide.
- Hoy cosquillas.
- No. Cosquillas … no.
- Cosquillas, he dicho.
Y me tumbo sobre la cama boca arriba, cierro los ojos y dejo que él me haga cosquillas por todas partes. Es lo mejor de lo mejor, aunque siempre le digo que no al principio. No quiero que mi primo sepa lo mucho que me gusta jugar con él a las sombras chinas.
Odio echarme la siesta en verano. Pero no tengo más remedio, porque mamá dice que es necesario. Necesario para mi crecimiento, dice, y se sonríe mirando a papá, no sé por qué. El caso es que todas las tardes, de 4 a 5 tengo que echarme la siesta. Y esto era un rollo hasta la semana pasada. Porque desde que ha venido mi primo Miguelín a pasar las vacaciones con nosotros, aquí en la playa, las cosas han cambiado mucho. Y es que Miguelín, que es dos años mayor que yo, también tiene que echarse la siesta. Y dormimos juntos, en la misma habitación. Pero en realidad no dormimos nada en absoluto. Lo que hacemos es jugar a las sombras chinas. Miguelín baja la persiana a tope hasta que la habitación queda a oscuras. Y enciende un flexo. El flexo lo pone contra la pared. Y entonces él hace figuras con sus manos y yo tengo que adivinar qué son. Y si me equivoco, me pone un castigo.
- A ver, Nuria, ¿qué es esto?
- Una paloma
- Muy bien. ¿Y esto?
- Un gato
- No, es un conejo ¿no ves las orejas tan largas?
- Ah, sí. Es verdad. Me creía que era un gato, con los bigotes que le has hecho.
- Es que los conejos también tienen bigotes.
- Vale, ya me he dado cuenta.
- Pues ahora, a pagar prenda.
Lo que mi primo Miguelín no sabe es que siempre me equivoco a posta. Porque lo mejor de las sombras chinas es lo que viene después. A veces son cosquillas, o besos, o hacer las cosas que él me pide.
- Hoy cosquillas.
- No. Cosquillas … no.
- Cosquillas, he dicho.
Y me tumbo sobre la cama boca arriba, cierro los ojos y dejo que él me haga cosquillas por todas partes. Es lo mejor de lo mejor, aunque siempre le digo que no al principio. No quiero que mi primo sepa lo mucho que me gusta jugar con él a las sombras chinas.
10 comentarios:
Uma das coisas que mais recordo, com desgosto da minha vida de criança, foi a imposição de dormir a sesta... Os pais das outras crianças, não as obrigavam a ficar deitados... e eu bem as ouvia a brincar...
Só por isso, eu desejava ser grande...
ah! e por outra coisa também: para poder ir ao cinema!
Beijo,
António
Vaya familia de depravados, empezando por los padres. ¿A quién se le ocurre no dormir la siesta a la hora de la siesta?? Claro, las pobres criaturas ya lo llevaban en los genes...
;D
Vaya tela de primitos.
Aunque más vale que estuvieran entretenidos así que con los videojuegos ¿o no?. Besitos. Pepi
¿Eran primos "carnales"?, ¿eran chinos "carnales"?, ¿eran sombras "carnales"? Yo tengo muchas cosquillas, no sé si dedicarme al elaborado arte de las sombras chinas, pero antes... Necesito un primo!!! como el de Zumosol a ser posible.
Por cierto, Toñi, seré sincera: sálí escandalizada cuando leíste este relato. Yo pensé que eras más tranquila y decente. Deben ser los gatos, vas a terminar como la loca esa de los gatos que sale en los Simpson, jajaja.
Besos
Me ha encantado.
Un relato precioso.
Ahora me desvio un poco, ¿quien se apunta a una siesta conmigo?
Ni idea de hacer sombras, por lo que fallare en todas las respuestas.
Hola Antonio!!
Así que a tí también te obligaban ¿eh? Fíjate, yo lo recuerdo también con disgusto, porque cuando eres pequeño lo que quieres es jugar y disfrutar del tiempo a tope, sobre todo si estás en la playa. Por eso me inspiré un poco para escribir esto.
Buenas razones para querer ser mayor.
Un beso.
Teresa:
En esa casa no duerme nadie a la hora de la siesta ... lo que son es ¡unos hipócritas!
Un beso.
Pues tienes razón, Pepi. Mejor dedicarse a las manualidades ;-)
Un beso.
Jejejejeje!!
Edurne ¿a que te he sorprendido?
Sí, sí. Yo también tengo una faceta oculta.
Y yo también quiero un primo del Zumosol (uno pa tí y otro pa mí)
Jejejeje ... la loca de los gatos. Con dos tengo bastante, porque si tengo más sí que me vuelvo loca.
Un beso.
Hola Jorge!!
Por lo menos en la paloma o el cisne sí acertarás ¿o es que te gustan las cosquillas ;-)?
Un beso.
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