Una luna encarnada
allá en el aire
y sola
El repentino aroma
de un ramo de violetas
al salir
de un café
en vía Clazaiuoli
Aquella
rosa herida
de muerte entre los pliegues
de seda del crepúsculo
El puente
El frío
Arno
Fiésole
Los cipreses
soñando en las colinas
La noche
la de siempre
la de todos
los días
ésa
la que ya se te enreda en las pestañas.
((En la última reunión del club de lectura, en la que comentamos el libro Quattrocento, Toñi, la coordinadora, leyó este magnífico poema inspirado en Florencia y me gustó tanto que lo he buscado en la red. Lo subo a estos dientes de león, por si le llega a alguien y busca, como yo estoy haciendo, más poemas de Víctor Botas))
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