La palabra epifanía me gusta, tan misteriosa y llena de sabor. Es la noche de Reyes, la del 5 de enero, cuando era niña y esperaba que los Reyes me dejaran los regalos que les había pedido. Los magos de Oriente, que en los belenes siempre se representan yendo hacia el portal, montados en camellos. Camellos que en realidad eran dromedarios, los de la única joroba. Y en esta noche quería demostrar que habia sido buena, que merecía todos los regalos. Y me preguntaba si me habían visto en todas las ocasiones de mi vida, incluso en las que esperaba que no me hubieran visto. Como ese dios del que nos hablaban, el que lo veía todo.
"En España, la tradición es que los niños escriban una carta a los Magos, que se envía días antes del día de Epifanía, 6 de enero. En este día, popularmente conocido como Día de los Reyes Magos, se consume el deseado roscón de reyes, que contine una sorpresa en forma de figurilla y un haga, que obliga al que la recibe a pagar el roscón. En muchos lugares es también tradición dejarles algo de comer y beber (normalmente algún licor o vino, y dulces) a los Reyes Magos y a sus camellos. Los platos al día siguiente aparecen vacíos, y en su lugar aparecen los regalos. El día anterior se realiza una cabalgata de Reyes Magos en diferentes lugares y ciudades de España donde aparecen los magos con los regalos que durante esa noche ofrecerán a los niños. Antes de irse a dormir, se coloca un zapato de cada persona de la casa en fila, y los reyes ponen los regalos de cada uno junto al zapato correspondiente." (wiki)
Hoy seremos como él. Niños, dioses, reyes, mortales. Dignos del oro, mirra e incienso. Merecedores de una caricia, de una sonrisa, del amanecer, del sabor de los besos, del olor de la lluvia... Feliz noche de reyes.
(Las fotos son de un belén expuesto en Oviedo esta navidad)
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