El día ha amanecido con sol, aunque el cielo poco a poco empieza a cubrirse de nubes. Empezamos a caminar a través de castaños a los que todavía no les han salido las hojas nuevas. Me llaman la atención los pequeños erizos de las castañas, mezcladas entre la hojarasca.
De vez en cuanto aparecen unos diminutos narcisos que brillan, amarillos, entre los colores ocre del suelo.
Al ir subiendo, el paisaje cambia el castaño por el roble melojo, con su tronco cubierto de líquenes. Extensos bosques que dejan ver el paisaje, todavía.
bajo mis botas
hojas secas del roble
crujen y crujen
El valle del Ambroz y Hervás al fondo
Tratándose de la "Ruta Heidi" no era extraño encontrar un rebaño de cabras. No sabemos si el cabrero se llamaba Pedro ... :-P
Después de un ascenso un tanto difícil llegamos a La Chorrera, impresionante salto de agua.
De regreso hacia el pueblo, siguiendo un canal de agua, tan presente en toda la ruta.
Y por la tarde de regreso a
Hervás, principio y fin de esta ruta. Esta es la imagen del pueblo, con la Iglesia de Santa María destacando sobre el paisaje.
"Se venden cerezas en aguardiente, vino de pitarra y higos en aguardiente"

Mientras los chicos se toman una caña, A. y yo salimos a explorar este pueblo lleno de encanto. Sobre todo nos gusta el barrio judío, con las paredes expuestas al norte cubiertas de tejas y estrechas callejuelas con ese sabor de lo antiguo.
En Hervás, a 31 de marzo de 2010