Este fin de semana le he seguido la pista a ese bandido que creó leyenda por la sierra de Alcaraz sólamente porque tuvo el capricho de venir a morir a ella. Me refiero al Pernales, cuya VI edición ha sido llevada a cabo brillantemente por el
Centro Excursionista de Albacete. Como cada año cambian de ruta, éste ha tenido la constante presencia del agua, con dos ríos protagonistas: Mundo y Guadalimar.
Sábado 2 de octubre: saliendo de Mesones con dirección a los
Chorros de Riópar, el camino está cubierto de la arjuma de los pinos y grandes piñas
En numerosas ocasiones es necesario sortear los regüerillos de agua que cruzan el camino.
Caminamos paralelos al río Mundo siguiendo un camino de helechos, moreras, rosales silvestres...
Observando las altísimas paredes que circundan el valle de los Chorros al que nos encaminamos.
Un paraje de gran belleza: el nacimiento del río Mundo.
Al llegar a Villaverde de Guadalimar nos reciben los gatos y la excelente cena preparada en el bar Guadalimar (arror con costillas y alcachofas, delicioso).
Domingo 3 de octubre: saliendo de Villaverde hacia la cruz del Pernales
Bajo los pinos, un mar de helechos ...
Una vista de Villaverde de Guadalimar, en el ascenso.
Fuente del tejo: el agua rebosante en el tornajo.
Flores de cardo junto al agua
En el Cortijo del Arrojo del Tejo, donde el Pernales hizo su último almuerzo, el grupo hace una pequeña parada mientras el rumor constante del agua acompaña las bromas y charlas de todos.
Subiendo la empinada cuesta hasta el lugar donde mataron al Pernales y al Niño del Arahal.
En el lugar donde los bandoleros fueron abatidos, Antonio Matea, uno de los monitores, nos relata lo que sucedió hace más de un siglo en este paraje. Después, todos cantamos el "Romance del Pernales".
El año pasado lo cantó Lanciano, pero este año no ha podido ser.
Un año más, aquí estoy.
En la bajada hacia la finca del Mesegar, Matea estudia el camino.
Un lugar encantador en la Finca, bajo la sombra de una enorme noguera.
De regreso a Villaverde a través de olivares. De vez en cuando alguna higuera nos ofrece un dulce aperitivo.
No sé qué planta será, pero se parece bastante a un diente de león gigantesco.
Por supuesto, lo mejor de la excursión ha sido la gente, todo el grupo en general. Los amigos ya conocidos de otras rutas y las personas que te ofrecen abiertamente amistad y ayuda. En esta foto y a la derecha, Jose Manuel y Pascual, los otros dos monitores de esta edición del Pernales. Ellos hacen posible que todo esto funcione perfectamente.
Acabada la jornada, bien que nos merecemos una cerveza bien fría y estas apetitosas migas, convenientemente acompañadas por su tocino, su chorizo y un pimiento asado. Y sólo me queda dar las gracias al C.E. y a todos los amigos que me han acompañado en este fin de semana.
¡¡Hasta el año que viene!!