El primer día de clase, el profesor trajo un frasco enorme:
- Esto está lleno de perfume -dijo a Miguel Brun y a los demás
alumnos-. Quiero medir la percepción de cada uno de ustedes. A medida
que vayan sintiendo el olor, levanten la mano.
Y destapó el frasco. Al ratito nomás, ya había dos manos levantadas. Y luego cinco, diez, treinta, todas las manos levantadas.
- ¿Me permite abrir la ventana, profesor? -suplicó una alumna,
mareada de tanto olor a perfume, y varias voces le hicieron eco. El
fuerte aroma que pesaba en el aire, ya se había hecho insoportable para
todos.
Entonces el profesor mostró el frasco a los alumnos, uno por uno. El frasco estaba lleno de agua.
Eduardo Galeano: “El libro de los abrazos”
La ilustración: "El alma de la rosa" de John William Waterhouse
1 comentario:
Muy chula la entrada, Toñi, y la ilustración tb.
Un besito.
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