En cualquier pueblecito de Asturias es muy fácil encontrarse con más de un felino. Algunos tomando el sol, tranquilamente, rodeados de su familia, como esta paciente gata y su pequeña cria, que juega con su cola.
Hora de la siesta para la madre, hora de juegos para los más pequeños, entre los dientes de león y las ortigas. Y al fondo, el rumor del río Somiedo.
Y este pequeñín negro tan quieto ... parece una pantera y quizás lo es, en sus sueños.
Cualquier rincón es bueno, dormir entre la leña apilada y virutas de madera ...
O estirándose después de una larga siesta, encaramado en un hórreo ...
o más alto aún, para que nadie lo alcance
bien pegadiño a unas madreñas
O en el muro de la casa, después de mordisquear las margaritas.
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