Es feo, delgaducho y un completo desastre. Pero me gusta. No hay cosa que le salga bien, está loco, no es un hombre normal. Pero me vuelve loca. Sobre todo cuando se choca conmigo y acabamos los dos por el suelo. Y me hace reir.
Lo amo, esa es la verdad.
Y quiero despertarme todos los días con el susurro de su voz en mi oido:
¡¡BUON GIORNO, PRINCIPPESSA!!
2 comentarios:
Jaja!
Me encantaría que te trajeras un buen recuerdo de Roma, pero a ver si es posible que el maromo se parezca más a Nek, por ejemplo, aunque bueno, para gustos los colores. Eso sí, que te trate como a una auténtica princesa, porque no mereces menos.
A dejar el pabellón bien alto!!! Besos y pasatelo divinamente.
Gracias, Teresa. Tú también eres una Principessa de lujo.
Yo prefiero a Eros Ramazzotti, que me gustaba mucho en los 80 con esas canciones que casi me sé de memoria.
Veremos qué tal están los italianos.
Un beso.
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