Atardecer en Praga ... más de cien torres contra un cielo rojo y violeta. Paseando por el puente de Carlos escucho lenguas extrañas. El río, abajo, discurre lento, como una lengua verde.
Hace una semana, pero todavía sigo paseando por ese puente en el mismo instante en que el atardecer parece tatuar en el cielo la silueta de las torres.
Es un simple caso de amor a primera vista, nada que no se cure con unas cuantas dosis de realidad. Pero hasta ese triste momento del olvido, sigo paseando por el puente. Debajo los patos. Encima las golondrinas. Yo en medio de toda esta vida, dulce vida de la grandiosa ciudad de Praga.
2 comentarios:
Parece que te ha gustado Praga ¿eh? Me da a mí esa impresión, no sé yo jejeje. La verdad es que debe ser preciosa, me encantaría poder visitarla. Algún día, cuando se acabe la crisis, cuando deje de estar en paro, iré... a dios pongo por testigo que iré.
Por cierto, tienes que contármelo todo, todo y todo. Besos
Nieves
Jajajaja,espero que puedas realizar alguna vez este viaje, Nieves. Praga es una ciudad muy literaria, mágica y bella. Da para mucho, incluso te puedes tomar unas cañas (eso sí, de medio litro como mínimo)
Ya te contaré, ya ...
Besos
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