A estas alturas, ya no es un secreto. Todos los veranos desde hace unos cuantos años y por estas fechas, cuando florece el magnolio del Altozano, yo cumplo 12 años, estreno zapatillas nuevas y me pierdo entre los espesos bosques recolectando frutas silvestres. Juego con mis amigos, apunto en mi diario mis primeros asombros y soy consciente de estar viva.
Dicen que él ya no está. Me refiero a Ray Bradbury, el padre de mis libros favoritos. Dicen que el 6 de junio regresó a Marte, quizás montado en la escoba de una bruja traviesa. Por mi parte, pienso y espero seguir soñando con sus historias, siempre frescas, siempre hermosas. Para mí Ray, Douglas, sigue vivo en mi corazón.
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