Me gusta el café El Indiano. Es
un sitio tranquilo, tienen buena música y se dejan ver por allí, de vez en cuando,
amigos y poetas. Cuando voy, busco siempre una mesa junto a la ventana, preferiblemente
la mesa cuadrada de madera que tiene diván y que ofrece la mejor vista. Esta
mañana se me ha hecho tarde para tomar el café del trabajo y sólo hay una
pareja joven en otra mesa, conversando en voz baja. Me distraigo mirando las
fotografías, las botellas y objetos antiguos, la luz que tamizan las cortinas
de color crema y las luces de navidad en los cristales (es un acierto no
haberlas quitado). Siento una especie de felicidad íntima cuando me traen el
café con hielo y la tostada con aceite y tomate y los saboreo lentamente,
sintiéndome libre y protegida, en este rincón de mundo, en medio de las prisas
de los demás.
café con hielo …
la luz apenas rota
por breves sombras.
((Dedicado a Jose Luis, dueño de El Indiano, un lugar donde nos reunimos y donde solemos anunciar nuestras actividades la gente de AGHA))
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