LA MISIÓN DEL DRAGÓN DORADO
El pequeño dragón dormía sobre un jergón de paja y pétalos de rosa. No podía imaginarse un animal más adorable que él: un dragón dorado nace cada 1000 años, viene al mundo envuelto en un halo de amor y siempre tiene una misión importante que cumplir. Un dragón dorado nace inocente y débil pero se desarrolla en muy poco tiempo hasta que se convierte en un animal asombroso. De su misión divina sólo es consciente en el instante mismo en que tiene una impresión tan fuerte que le inspira su propósito vital; esta impresión es la primera que recibe poco después de nacer, por eso es primordial que sea tratado con cariño y devoción desde que nace.
Nuestro dragón estaba atendido por dos elfas, las más sabias y hermosas de la región, que se desvelaban por él día y noche. Aunque esta no era una elección afortunada, ya que Dalena y Mosina no se llevaban nada bien. Ambas estaban enamoradas del mismo hombre, un fuerte guerrero del poblado. Tarío, el guapo y aguerrido caballero, sabía que gustaba a las dos y se divertía picando a una y a otra con sus muestras de amor, aunque en realidad no deseaba a ninguna.
Aquella mañana las dos elfas estaban de buen humor. El día anterior Tarío se había citado con cada una de ellas, y a ambas les había dado un regalo idéntico: uno de los guantes que utilizó en su última batalla, que todavía conservaba las manchas de sangre de sus enemigos, los Trolens. La sangre de trolen es tan venenosa que, incluso estando seca, crea la discordia entre todos aquellos que la huelen. A Dalena le dio el guante izquierdo. A Mosina, el derecho. Y como ambas desconocían que la cita no había sido en exclusiva, la una a la otra le mostró, para hacerla rabiar, la prenda de amor del caballero, cuando ambas se encontraron con que la otra tenía una igual a la suya. Las elfas, cuya naturaleza es puro amor y pura inteligencia, se sintieron poseídas por el odio y acabaron rodando por el suelo, golpeándose y tirándose de sus preciosos cabellos, los de Dalena grises y metálicos, los de Mosina rubios y brillantes.
Y así estaban, el gris y el dorado pelo hecho una maraña, las elfas hechas basiliscos golpeándose la cara con los guantes y las ropas de ambas desgarradas cuando repararon que el dragón dorado, recién despertado de su sueño, las estaba mirando con una expresión extraña. Le habían asustado los gritos y derramaba viscosas lágrimas de dragón. Las dos elfas se quedaron paralizadas. Se habían olvidado por completo de su precioso amigo y la importante misión que debían llevar a cabo: cuidarlo y defenderlo de cualquier sentimiento de odio o terror.
Esto sucedió hace mil años. Porque aquel dragón dorado del que os hablo es el que hoy en día asola el mundo de Dragonlance. Más allá de donde abarca la mirada y el paso de cien guerreros durante diez mil días, todo es miedo, dolor y muerte. Poco queda que salvar, pero aquí estamos, los pocos elfos que hemos sobrevivido a su destrucción. Sólo nos sostiene la esperanza.
Esperamos que nazca pronto un nuevo dragón dorado. Y que comprenda que su misión es salvar la Tierra de Dragonlance de las terribles garras de su hermano.
CONTINUARÁ ...
*** *** ***
He escrito esta historia para el ejercicio que ha mandado Pepi este mes, en el Club de Escritura. Me ha costado bastante escribirlo porque, realmente, no es lo mío. Pero ahí está, sea lo que sea. Si alguien quiere seguir la leyenda ... abierto queda.
Se lo dedico a Pepi y a todos aquellos a quienes les gustan este mundo de fantasía, seres increíbles y eternas luchas por las que mundos infinitos se han de salvar del mal y de la destrucción.
Que la fuerza os acompañe.
8 comentarios:
Eres mi elfa favorita.Que los buenos vientos vayan contigo también. Un beso muy fuerte. Pepi.
Pues es precioso, no quedarán elfas por ahí para un dragón maduro? Un beso Toñi, el del monstruo de las galletas es genial!
Ángel
Gracias, Pepi :-)
Lo de elfa hace ilusión.
Gracias a tí también, Ángel. Elfas deben de haber muchas, y aunque sean maduritas, siempre tienen un aspecto juvenil. Qué suerte tienen.
Un beso x dos. Toñi
Pues tendremos que acordarnos de la madre de Tario y su gusto por la promiscuidad.
Y espero librarme de ser de una raza que tiene toda su vida marcada por un momento, y no puede cambiar.
El cuento es precioso, yo lo seguiria pero no estoy seguro que a las elfas les gustara una vida dedicada a satisfacer mis deseos sexuales...
... ademas de que te cerrarian el blog.
Tienes razón en lo de ese momento de debilidad, Jorge, y lo que hay que pagar por ello; total, por una tontería y una condena a toda la especie humana...
Nada, nada. Marchando una de elfas para Jorge!! Y otra de elfos para mí (que me da envidia ;-)
Un beso.
Me gusto mucho la historiaa!!! si no importa te la copio para ponerla en facebook. Bless
Me encanto la historiaa!!, te la copio para mi rinconcito en facebook!!! Bless
Hola!!
Encantada de que te guste :-)
Un saludo
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