Caminamos
entre limoneros y naranjos en esta soleada tarde de febrero. Hemos
dejado atrás el embalse de Ojós de Azud y nos dirigimos al pueblo de
Blanca, en Murcia,
del que hemos salido esta mañana temprano, subiendo sus estrechas calles
solitarias, entre chumberas quemadas por una enfermedad y un corral
abandonado en el que ha crecido un gandul.
Durante
todo el día hemos recorrido el valle de Ricote con un calor inesperado.
Hemos visto en lontananza la flor rosada de los melocotoneros y por
toda la sierra
espartos, pinos y eucaliptos. Los que caminamos más despacio, nos hemos
ido rezagando para escuchar las explicaciones de José F., que lleva en
su bolsillo unas hojas de limonero. Nos muestra las plantas que
encontramos en
nuestro camino, nos dice su nombre, nos las da a oler. Las flores de
color violeta del «manto de la virgen» o las hojas de boja o manzanilla de monte que huelen a
curry.
coger limones
del huerto abandonado ...
cae la tarde
Pero
ahora el grupo está más compacto y todos sonreimos porque ver los
árboles llenos de fruta nos pone de buen humor. Y sólo nos quedan unos
pocos kilómetros
hasta el pueblo de Blanca a cuyo mirador subiremos para admirar el valle
y el río Segura con sus aguas de color verde y el largo paseo de
palmeras que lo adorna en su margen izquierda.
entre mosquitos
el jugo de un limón
recién cortado
Caminamos
entre huertos de árboles con su fruta madura, muy tentadora. Hay dos
casas abandonadas pintadas de llamativos colores, casas del siglo
pasado. Una de ellas,
de color añil, está franqueada por cipreses y palmeras y la otra es de
un color granate. Un perro sale del camino y se úne al grupo: le chorrea
una espesa baba del hocico pero cuando una chica le acaricia parece
sumiso
y tranquilo.
senda de tréboles -
entre los limoneros
rayos de sol
Y
cuando llegamos al pueblo encontramos niños que juegan en un parque
infantil. Algunos van disfrazados porque es domingo de carnaval y aún
hace calor. Entre las
mujeres que los cuidan algunas llevan hiyab. Llevo en el pelo flores de
manzanilla y jazmín y todos los olores de la tarde se han quedado en mis
manos. José F. arranca unas hojas de un pimentero y nos
las
muestra al grupo. Las hojas huelen definitivamente a pimienta.
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