Aunque no paraba de nevar, he subido al campus para asistir al seminario de AGHA. La nieve daba una extraña luminosidad al ambiente y a pesar de ser de noche, el cielo estaba casi blanco. Silencio y soledad mitigadas por el leve peso de la nieve en mi paraguas.
Al final ha sido una grata experiencia poder compartir, a pesar de todo, haikus y nieve con los amigos.
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