Cita con Morfeo

Que un hombre asi, alto y fuerte y con esa impresionante cara de tipo duro, me invite a cenar, ya me creaba gran espectación, pero el lugar al que me llevó (un sitio muy cool, con pantallas verdes fosforescentes y música tecno) me dejó fascinada. En este caso, lo de menos era la comida.

Se sentó frente a mí en un sillón de orejas tipo Chesterfield y sacó algo de su bolsillo. Pastillas azules y pastillas rojas. Puso unas y otras en cada mano y me dijo:

- Esto es lo que te propongo: cada una de estas pastillas te llevará por un camino diferente.

Si eliges la azul, tendrás una historia muy convencional conmigo. Seré tu príncipe azul a la manera clásica. Nos casaremos, tendremos hijos, un chalet con piscina, dos perros y un apartamento en Benidorm.

Si eliges la roja, experimentarás el puro y verdadero éxtasis conmigo, pero cuando regreses no recordarás nada. Sólo te quedará una sensación de felicidad que te durará varias horas.

Es tu decisión. Dime qué quieres hacer conmigo.

Me quede mirándolo. No porque necesitara más tiempo para decidirme (desde luego que había escogido ya), sino porque me gustaba ver cómo luchaba por no dejar traslucir una sonrisa irónica en su atractivo rostro.

Alargué mi mano y ...

no recuerdo nada más.

Había caído en los brazos de Morfeo.

El lugar perfecto al que puedo volver cada noche, en mis sueños, y regresar por la mañana con un brillo especial en la mirada.